Los Pérez (y II)


La época en que nace José Amando Pérez, 1812, es la de la Guerra de Independencia (1811 – 1821). Y un cura realista se escondía en las montañas cada vez que esta parte del territorio estaba en poder patriota. Si lo encontraban lo fusilaban. El escondite era una pequeña propiedad que el cura Estrella (ese era su apellido), tenía relativamente cercana a la de la familia Pérez Arellano. Estamos hablando de la zona de Casa del Padre, en donde nos muestran los restos de esa casa. Parece que las conversaciones entre el rapaz y el cura perseguido despertaron en el primero el deseo de ser sacerdote. Y aunque la familia era muy pobre, lograron enviar al párvulo al Seminario y verlo ordenado. Poco después, la iglesia lo destinó a Lobatera, población cuyo origen se pierde en el tiempo ya que cuando los españoles llegaron ya existía allí un poblado indígena: Los Ubateras. Ese pueblo era el mas cercano a su casa paterna y por tanto sus familiares se convirtieron en feligreses del Padre Jose Amando. Todo marchaba bien.
Bueno, no todo. Lobatera está en un lugar muy poco propicio para crecer, rodeado de montañas muy cercanas, con poca agua y terrenos poco fértiles.
Un poco más arriba, hacia el norte, se hallaba una bella y enorme meseta: la Sabana Grande. Tenía excelente clima y tierra, abundante agua, y el Padre José Armando entendía que era un lugar mas propicio para desarrollar una ciudad. Pero la gente de pueblo quería su lar y eran sordos a las insinuaciones del Párroco. Pasaba la vida como pasan las aguas del río Lobaterita, lenta y apaciblemente, y en 1848, cuando ya tenía cinco años de cura de Lobatera, ocurrió en Caracas un acontecimiento político que retumbó en toda Venezuela, y por supuesto en Lobatera. El 24 de Enero de 1848 una turba armada entró al Congreso de la República y resultaron muertos y heridos entre asaltantes y asaltados. Herido quedó un eminente hombre público natural de Valencia, Diputado, el Dr. Santos Michelena, quien fallece algunas semanas después, cosa que lamentaron todos los venezolanos instruidos, y por resonancia, muchos que no lo eran. Entre los que se conmovieron estuvo el Presbítero y Doctor en Teología José Amando Pérez Arellano. Y el año que sigue, en la madrugada del lunes 26 de Febrero de 1849, ocurrió un terrible y dañino terremoto que destruyó varias poblaciones de la región, entre ellas Lobatera. El desastre lo aprovechó el Padre para irse con varias familias, la suya y otras, a la Sabana Grande y fundar allí a Michelena, el Domingo 4 de Marzo de 1849.
Me extendería en la vida y obra de José Amando Pérez durante los siguientes 26 años, hasta su muerte el 31 de Agosto de 1875, pero un importantísimo historiador e investigador, el Dr. Lucas Guillermo Castillo Lara escribió un bellísimo libro: Michelena y José Armando Pérez, el Sembrador y su Sueño. Es una biografía de mas de 140 páginas y un apéndice documental de más de 120.
Pero algo tengo que decir: mis primeros recuerdos de Michelena, parten de la bellísima casa de mi Abuela Doña Amalia, visita casi semanal. Después de su muerte en 1961, la mantuvo también hasta fallecer la hermana solterona de papá: la tía Carmen Teresa. Está frente a la Plaza Bolívar, y en su esquina hubo un importante negocio al parecer del papá de Doña Amalia, uno de mis bisabuelos Don José Asunción Pérez Rosales. Otro recuerdo: sus calles, anchas, muy anchas, y rectas, nada mas allí se ve la estatura del hacedor, del fundador. Mientras nuestros pueblos mas antiguos tienen calles que quieren ser angostas y que siguen un poco las ondas del terreno a derecha e izquierda, Michelena tiene calles magnificas como las trazó su fundador, quien como co-fundador de Colón también le dejó el modelo de calles anchas y rectas.
El busto del Padre Pérez está a la entrada de la iglesia, y desde allí me ha visto desde cuando muy pequeño acompañaba a mamá a misa, hasta cuando he ido a acompañar en su último viaje a tantos seres queridos, casi todos enterrados en el cementerio de Michelena. Este hombre admirado por los grandes y atacado por pequeños y miserables en nobleza, ese que cuando no estaba en las labores sacerdotales supervisaba y trabajaba, hacha en mano, el corte de madera para la construcción de la Iglesia, de los edificios públicos o las primeras casas, y participaba activamente en todos los asuntos cívicos, y cuando tuvo que escogerle nombre al nuevo pueblo, perpetuó la memoria del Dr. Michelena. Tuvo 4 hermanos. Entre ellos el Padre Juan Isidro, de quien poseo una viejísima foto, en cuyo reverso alguien escribió: "Pbro. Juan Isidro Pérez, muy blanco, casi rosado, ojos azules".

La admirable vida y obra de este sacerdote se ve opacada por la de su hermano mayor, tal vez por llevarle el mayor unos 12 años de antigüedad en este mundo y porque el hermano menor no fundó pueblo alguno. Pero existe una excelente opinión de la actividad del Padre Juan Isidro. Se había ordenado en 1855 y entre sus destinos mas importantes están veinte años de Párroco de El Cobre y casí treinta en Michelena. Después de cuatro lustros en el Valle de San Bartolomé, sustituyó al Padre Amando cuando éste falleció.
La única hermana es Ambrosia, casada con Francisco Escalante, de quien no he encontrado datos. Otro hermano es José Narciso, casado con Ignacia Bustamante y abuelo de Marcos Pérez Jiménez, Presidente (Y/o dictador de Venezuela 1952 – 58), y completamos el grupo de 5 hermanos con Antonio, casado con Gregoria Rosales, quien es mi tatarabuelo.
Hacia 1975, mientras estudiaba en la antigua UCABET, preparé un Árbol genealógico con los descendientes de los padres del Fundador de Michelena, actualmente aparecen en él unas 500 personas.